Pues si, parece que ya ha llegado la hora de la verdad y todos los docentes nos preparamos para empezar el nuevo curso con buen pie. Todos esperamos con impaciencia el poder poner en práctica todas esas mejoras que hemos pensado a lo largo del verano. Pero antes nos quedan las tediosas programaciones sin duda algo fundamental para el buen desarrollo del curso, los momentos de reflexión que realicemos ahora sin duda nos evitarán algún que otro quebradero de cabeza a lo largo del curso. En estos días deberiamos prestar atención a la progresión de contenidos dentro de un mismo curso y a lo largo de la etapa. La progresión justificada es sin duda nuestra mejor herramienta para lograr que nuestros alumnos alcancen aquello que nos proponemos.
En numerosas ocasiones hacemos un trabajo de condición física en los institutos, que en resumidas cuentas se centra en intentar mejorar los resultados de una serie de pruebas previas, en función de los resultados obtenidos y en comparación con lo que observamos posteriormente evaluamos a los alumnos. Esto sin duda hace que el trabajo para la mejora de la condición física sea vista por nuestros alumnos como algo aburrido, monótono y negativo... En fin, todo lo que no debería ser, sobretodo teniendo en cuenta que en la LOE se persigue un trabajo de la condición física relacionada con la salud. Sin duda ha llegado la hora de que esos test sean solo válidos para que nuestros alumnos comprueben sus mejoras y no como determinante de los resultados de la evaluación, ha llegado la hora de revisar los test que se aplican y dejar a un lado aquellos que someten a los alumnos a unas cargas máximas. Así mismo, el trabajo que debemos ofrecer a nuestros alumnos para la mejora de la condición física
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